“Él tenía 11 años y estaba en el departamento de Agnes. Había una rosa en un vaso.
Él se quedó mirando la flor y Agnes lo vió, entonces agarró la flor y le dijo:
-¿No es hermosa?
Y él dijo, -sí es bellísima
Ella, entonces, puso la rosa detrás de su espalda y le preguntó:-
-Sigue siendo así de hermosa?
Y él dijo, -sí, sigue siendo hermosa
Ves, la belleza no está en la rosa está dentro tuyo.”
Pensar que la belleza no está en lo que vemos sino en lo que reconstruímos. La emoción ahora ocupa todo el lugar. Sólo queda traducirlo a nosotros mismos. Sólo si permanecemos sensibles frente al mundo, seremos capaces de atravesarlo y seguir caminándolo emocionalmente…